jueves, 24 de enero de 2013

Cuando nace una historia



Cuando los lazos se estrechan, son muchos, conocidos y amigos, que me preguntan sobre cómo parí este blog, un espacio que poco tiene que ver con mis estudios universitarios, algo con mi profesión y mucho con mis aficiones. Llevándoles unos cuantos años hacia atrás, les cuento la historia de aquel joven que, recién terminada la licenciatura en “Biología”, se vio obligado a apuntarse al paro, regresar al hogar paterno y concederse pocos caprichos, mientras quedaba sepultado por horas de estudio que tenían como objetivo llegar a ser profesor algún día… Entre tanto avatar estático y habiendo sido un niño lector, si no ávido, al menos aceptable, se me presentó la oportunidad de impartir algún seminario sobre lectura en los ya extintos Centros de Profesores (no sé cómo… no estaba afiliado a ningún partido político, no había lamido culo alguno y mi experiencia como animador a la lectura se resumía a unos cuantos talleres en la Red de Bibliotecas Municipales de Albacete…). Entre estos cursos hubo de todo...Risas, quejas, historias…, pero sobre todo libros, muchos libros… Iba de pueblo en pueblo cargado de una maleta con álbumes ilustrados desconocidos que pesaba como un muerto (el papel satinado y la tapa dura es lo que tienen…), actividades sencillas (nunca he creído en lo complejo) y el enfoque interdisciplinar (literatura y mundo son sinónimos) que tanto se necesita en escuelas y centros educativos. Leíamos en voz alta, jugábamos a las adivinanzas, presentábamos libros, opinábamos, escribíamos tontas poesías y pasábamos el rato. Cuando todo terminaba, unos marchaban a su casa ofuscados y decepcionados, y otros, entusiasmados y alegres, me pedían más y más. Para los últimos construí este lugar, un espacio que sirviera para compartir, más que experiencias, libros, los que leemos los monstruos, y al que di un nombre homenaje, ya que pocos maestros y profesores sabían que el libro de Sendak era considerado una joya de la Literatura Infantil.
De entre estas actividades y para destacar el valor pedagógico de cualquier libro (cosa que jamás debe ser el fin de la LIJ y en la que muchos docentes se centran…), utilizaba un pasaje del Eclesiastés, uno de los libros que forman el Antiguo Testamento de La Biblia, para explicar el ciclo del agua de una manera sencilla -Todos los ríos van hacia el mar, y el mar no se llena; al lugar donde los ríos fluyen, allí vuelven a fluir-, una científica evidencia en la que también parece haberse inspirado Beatrice Alemagna (algo más modernizada y con trasfondo ecologista) para La corta historia de una gota (editorial Tramuntana).

3 comentarios:

Laia dijo...

Gracias por explicarnos la historia de tu blog y por todas tus aportaciones y conocimentos sobre ilustración , LIJ y sobre la vida en general.
Laia

Román Belmonte dijo...

¡Gracias a ti por seguirme!

miriabad dijo...

Las buenas historias son así... sencillas. GRacias por compartirla.