lunes, 2 de octubre de 2017

Espirales de todo tipo


Es lunes. Ayer pasaron muchas, demasiadas cosas, y como ante los sentimientos sobran los pensamientos, creo que lo más apropiado para comenzar la semana (y el mes) es hablar deeee... ¡espirales!
Se conoce como espiral a la línea curva generada en un punto que se va alejando progresivamente de él conforme gira. A pesar de confundirse frecuentemente con su prima hermana tridimensional, la hélice, es una forma plana. Aunque es difícil de creer, existen muchos tipos de espirales... Tenemos la de Fermat, la hiperbólica o la logarítmica que, aunque nos parecen la misma, varían en apertura de giro, línea y disposición espacial. Hay espirales demasiado estrictas como la de Arquímedes (estos griegos clásicos siempre tan cuadriculados...), otras muy biológicas como la espiral áurea o de Fibonacci (galaxias, borrascas, hojas de helechos y caracoles), otras dobles e incluso más juguetonas.


Apunte de Leonardo Da Vinci.

Dejando a un lado lo geométrico podríamos decir que las espirales están muy presentes en nuestras vidas, no sólo en las curvas que dibujan algunos objetos, véanse la de los regalices (¡lo que me encantaba desenrrollarlos cuando era un crío!), los mecanismos de algunos relojes, y ¡hasta el juego de la oca!, sino también en la dimensión más personal: la política se presta mucho a las espirales (muy a mi pesar), también los noviazgos y muchos matrimonios, e incluso la historia, que también suele adoptar formas espirales.


Son muchas las que han acompañado a la humanidad desde sus comienzos en sus ritos y credos. Todos, desde mayas a masones, hemos trazado ideas espirales. Unos por el simple gusto de ver como se curva la arena al paso de nuestros dedos, otros por mera superstición.. Se han encontrado montones de espirales sobre muchos monumentos funerarios megalíticos celtas, egipcios o precolombinos que hacen alusión la tríada nacimiento-muerte-renacimiento, son representaciones del sol, de la evolución o el crecimiento personal y colectivo... ¡Ups! Se me olvidaba:¡Miren el sophar judío! ¡También es una espiral!
Tampoco el arte se queda atrás a la hora de girar. Serpientes, dragones, cuerdas y laberintos adoptan esa forma enroscada en las obras de muchos autores como Salvador Dalí o el holandes Escher que aludió a las espirales en muchas de sus obras, bien por el enfoque del discurso, bien centrándose en el propio juego creativo.



Y así llegamos a Tomi Ungerer, otro genio que quizá no se informó tanto sobre estos engendros geométricos (o quizá sí, este hombre es un misterio...) cuando concibió su Caracol, ¿dónde estás?, un álbum editado por Kalandraka recientemente aunque data de 1962. Pero el caso es que a través de sus páginas he llegado a la conclusión de que este juego de buscar espirales y coincidencias en todo aquello que nos rodea es bastante satisfactorio, ¿a que sí?


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